COMO PROTEGER AGUACATES JÓVENES DEL FRIO
El cultivo del aguacate en el norte de la península Ibérica presenta como limitante los posibles daños por la acción de las bajas temperaturas. El aguacate, que proviene de centroamérica, no está preparado genéticamente para soportar temperaturas bajo cero. No obstante, en algunas zonas de México, donde se encuentra la raza mexicana, si tiene resistencia ante bajadas de -1 o -2 º de forma «más habitual». Por ello tomaremos patrones de esta raza.
En la zona norte, la barrera protectora que supone la cornisa cantábrica frena los vientos fríos de la meseta, evitando que los inviernos sean tan rigurosos como en estas zonas, donde se alcanzan bastantes grados bajo cero de forma habitual. Por otra parte, la acción termorreguladora que confiere el mar amortigua las bajadas de temperatura, por ello se crea un corredor cálido a todo lo largo de la costa que puede llegar, según estimaciones muy generales a los 15 km hacia el interior.
Gracias a esto, los aguacates que se sembraron, sin mayor pretensión que la de ver crecer una planta nueva en la finca, ya fuera traída del supermercado o de América por un indiano, proliferaron y dieron fruta, desde hace décadas. He ahí el gran aguacatón de Porrúa (Llanes), sembrado en Llacín en 1906, que está considerado el aguacate más antiguo de Europa y uno de los más grandes del mundo. Este ejemplar escapa al concepto de cambio climático, claramente.

No obstante, la diferencia entre las plantas de semilla y las injertadas es notoria (siendo la planta sin injertar sustancialmente más resistente que la injertada), y en este caso, cuando se va a instalar una plantación es aconsejable protegerlas contra el frío el primer año, que es el momento de mayor debilidad de la planta.
Existen muchos métodos de protección invernal, desde velas que se encienden por toda la finca hasta sistemas de aspersión de agua que, gracias a un proceso físico denominado efecto iglú, emite calor en la atmósfera protegiendo la plantación. Todos estos sistemas son dignos de estudio, pero aquí se describirá la protección de primer año con manta térmica. Se considera que el segundo año, dado el volumen que habrá alcanzado la planta, será inviable realizar esta misma estructura.
El sol calienta la tierra, ésta almacena el calor y lo libera durante la noche en forma de irradiación. Si se tiene la estructura teepee, y la manta está asegurada al suelo de forma que se cree un ambiente «hermético», dicha radiación aumentará varios grados la temperatura interior y la planta se beneficiará de ella.

Es normal que si alguna hoja está pegada a la manta probablemente sufra quemaduras por frío, pero el resto quedarán intactas. De echo, en nuestro caso, con un inverno suave, las plantas continuaron sus crecimientos dentro de la manta.
Es muy común ver en los campos los árboles con la manta térmica instalada en forma de «caramelo», es decir atado por encima y por debajo de la copa, sujeto al tronco. Este sistema es mucho más rápido de instalar y más económico, puesto que no es necesario comprar las varas o bambús con los que se realiza la estructura y además se necesita menor cantidad de manta.
No obstante, esta forma de colocar la manta, no tiene ninguna capacidad de aumentar la temperatura de la planta, ya que no hay ninguna fuente de calor que lo haga. La planta, por si misma, no puede generar calor como lo haría por ejemplo un mamífero, por lo que no tiene capacidad de protección frente a bajas temperaturas. Además, en la zona donde se hace el nudo de sujeción en el tronco se convierte en una zona humeda durante todo el invierno, por lo que la aparición de hongos es muy probable.