El concepto de sanidad vegetal engloba, entre otras cosas, aquellas técnicas y medidas para controlar las plagas y enfermedades que puedan afectar a una plantación.
El cultivo del aguacate en el norte de la península, por las condiciones propias de esta zona, tiene una serie de patologías que serán bastante probables, si no frecuentes.
Las precipitaciones tan abundantes, y benignas desde el punto de vista del riego, pueden resultar contraproducentes vistas desde el sanitario. La humedad alta, junto a unas temperaturas suaves, son el caldo de cultivo para la proliferación de distintas familias de hongos. Esto es frecuente en zonas como Perú y Colombia, de similares características pluviométricas.
En el cantábrico estamos encontrando, puntualmente, cancros de la madera (Cytospora eucaliptina, C. rhizoporae y C. spp), hongos de cuello como Rosellinia necatrix y Rhizoctonia solanii y, sospechamos, que podría tener alguna incidencia Armillaria mellea y Phytophthora cinnamomi, de la que no hemos hallado aún ninguna infestación pero que sabemos que coexisten en el medio. También prevemos la posible aparición, con el tiempo, de hongos foliares, como la Antracnosis (Colletotrichum spp, Gloesporium spp y Coniothyrium spp, entre otras), o típicos de fruto como la roña (Sphaceloma perseae).
Todas estas posibles afecciones pueden controlarse si, además de realizar una correcta preparación del suelo y llevar un minucioso programa de fertilización y riego, implementamos un programa de sanidad vegetal.
Dicho programa contendría, en primer lugar, una serie de medidas culturales, como las antedichas, incluyendo la eliminación de restos de poda posiblemente contaminados. Además, se sugiere el empleo estratégico de microorganismos (Trichodermas spp y micorrizas) antagonistas de los hongos patógenos, que formarán una primera barrera de protección en la raíz.
En segundo lugar, recomendamos la aportación de ácido ortosilícico y cobre orgánico (gluconato por ejemplo) en momentos concretos para aumentar la defensa y resistencia interior de las plantas.
En tercer lugar, es importante hacer una protección activa sobre heridas para que no constituyan puertas de entrada. Tras la poda se debe aplicar productos sellantes, a ser posible, con componentes de cobre.
El uso de ciertos aminoácidos, como la prolina, puede evitar daños por frío, que se traducen en necrosis (tejidos muertos) y, por lo tanto, vías de entrada de patógenos a través de las hojas.
Como base de todo lo expuesto, y como filosofía para las medidas culturales del cultivo, se recomienda hacer una programación consciente de aquellas labores que supongan la apertura de vías de entrada a estos patógenos
Algún curso sobre aguacate?
Hola Fabian. Si, el próximo será el 24 de septiembre. Puedes escribir a cursos@aguacastur.es